Bien sabido es que la leche materna es, por mucho, el mejor alimento que un bebé puede recibir… lo que no es tan sabido es el arduo trabajo que implica que una mujer logre lactar y mantenga esa lactancia por el tiempo deseado (por ella).
La lactancia es el mejor alimento para un bebé, pero también lo es para la sociedad que sostiene a ese bebé, ¿por qué? La leche materna no sólo es buena para salud del bebé y de la madre, sino que tiene ventajas económicas, al no generar un gasto extra a la familia o en dado caso un gasto mínimo (contando visitas al pediatra y medicamento porque se enferman con mucho menos frecuencia), ventajas ecológicas al no generar residuos ni necesitar envases contaminantes para nuestro planeta y ventajas emocionales al mejorar el apego a los bebés y con ello disminuir la violencia infantil.
Una sala de lactancia en un espacio público es un lugar privado, digno, higiénico y cálido en el que una madre puede extraer su leche o amamantar a su bebé. Se diferencia de la sala de lactancia en un lugar de trabajo, porque en este también se puede almacenar y conservar la leche materna.
Cuando no se cuenta con estas salas en espacios públicos, las madres se ven en la necesidad de extraer su leche en lugares poco higiénicos y dignos, como el baño (¿Te gustaría comer en el baño?). En el caso de las mujeres que deciden taparse para lactar, también es un impedimento no contar con estos espacios y hace que las madres se sientan excluidas y absorbidas por una labor que nos compete a todos, porque todos los seres humanos nacemos de la misma forma y necesitamos ser cuidados y alimentados de la misma manera.
Contar con una sala de lactancia en un espacio público tiene un significado mucho más profundo que el simple hecho de facilitar una ardua tarea. Significa que se visibilizan el esfuerzo y las necesidades que una madre, un bebé y una familia entera tienen, y que como sociedad sostenemos y le damos la bienvenida a ese nuevo ciudadano.
Las salas de lactancia en los espacios de trabajo no son opcionales, están dentro de nuestra ley federal del trabajo y es un derecho de las madres trabajadoras contar con un lugar digno e higiénico para extraer leche, no contar con una es una violación a la ley. Dichos espacios promueven la conciliación trabajo-familia fomentando un menor abandono de los puestos de trabajo, menor ausentismo laboral y trabajadoras con la “camisa más puesta”.
En resumen, si después de parir y lograr con mucha paciencia y esfuerzo que el bebé tome leche de su mamá, la sociedad: hablando de leyes, ambiente laboral, espacios públicos… sostiene, apoya y cuida a su nuevo ciudadano, la lactancia podrá ser normal entre mayor número de mujeres y por más tiempo, trayendo beneficios para todos.
¿Es difícil? No… para una sala de lactancia se necesita:
- Área de 10 a 25 mts cuadrados con iluminación y ventilación adecuados.
- Pisos lavables y antiderrapantes, paredes lisas.
- Lavabo.
- Enchufes disponibles.
- Mesa individual
- Sillón cómodo
- Cesto de basura
- Dispensador de jabón.
- Jabón líquido.
- Toallas desechables.
- Opcionales, sobre todo en lugares de trabajo: Microondas y/o esterilizador y frigobar.


Escrito por: Vanessa Miranda, Lic. En Nutrición y Consultora de Lactancia IBCLC.
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